Atrofia vaginal y menopausia

La atrofia vaginal es una condición que afecta especialmente a las mujeres en la menopausia y se produce debido a la disminución de los niveles de estrógeno en el cuerpo, lo que debilita a los tejidos vaginales (se vuelven delgados, secos y menos elásticos), reduce la producción de lubricación y disminuye la circulación sanguínea.

La atrofia vaginal puede causar sequedad vaginal, dolor durante las relaciones sexuales, picor, ardor e incontinencia urinaria, entre otros síntomas que afectan a la calidad de vida de las mujeres.

Además de afectar a la calidad de vida sexual, puede ser un factor de riesgo para la infección vaginal y las infecciones del tracto urinario. La atrofia vaginal también puede tener un impacto negativo en la salud emocional y mental de una mujer, ya que puede afectar su autoestima y su relación de pareja.

 

Atrofia vaginal y menopausia

Un estudio publicado en la revista Menopause en 2014 halló que la prevalencia de la atrofia vaginal en mujeres posmenopáusicas era del 47%. Otro estudio, publicado en el Journal of Women's Health en 2013, halló que la prevalencia de la atrofia vaginal en mujeres posmenopáusicas era del 57%.

Aunque se estima que alrededor del 50% de las mujeres menopáusicas experimentan algún grado de atrofia vaginal, muchas mujeres no buscan tratamiento o atención médica a causa de la vergüenza o la incomodidad que pueden oír al hablar sobre los síntomas. Por tanto, el porcentaje real de mujeres afectadas puede ser aún mayor. Es importante que las mujeres hablen con los profesionales de la salud sobre cualquier síntoma de atrofia vaginal para recibir el tratamiento adecuado y mejorar su calidad de vida.

La atrofia vaginal en mujeres jóvenes

Cabe señalar que la atrofia vaginal no es una condición exclusiva de la menopausia. La atrofia vaginal también la pueden sufrir mujeres más jóvenes, especialmente durante la lactancia y después de dar a luz, a causa de los cambios hormonales. También puede ser el resultado de ciertos tratamientos médicos, como radioterapia, quimioterapia o extirpación quirúrgica de los ovarios.

Sin embargo, la atrofia vaginal es mucho más común en mujeres postmenopáusicas debido a la disminución de los niveles de estrógeno, que afecta directamente al tejido vaginal.

Tratamientos no hormonales para la atrofia vaginal

Para prevenir la atrofia vaginal durante la menopausia, se recomienda mantener una vida sexual activa. El sexo regular ayuda a aumentar el flujo sanguíneo en la zona vaginal, lo que puede ayudar a mantener la salud y la elasticidad de los tejidos vaginales. También se recomienda realizar ejercicios de Kegel regularmente para fortalecer los músculos de la pelvis y mejorar la circulación en la zona vaginal.

Es importante utilizar lubricantes vaginales y humectantes para reducir la sequedad vaginal y mejorar la comodidad durante las relaciones sexuales. También existe la terapia con láser vaginal, que utiliza láseres para estimular la producción de colágeno y mejorar la salud de los tejidos vaginales. Los profesionales de la ginecología son quienes deben poder recomendar la idoneidad de estos tratamientos.

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